Depresión

La depresión afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo. La depresión no tratada puede llevar al suicidio, que es la segunda causa de muerte en el grupo de edad de 15 a 29 años.

El estrés crónico y los traumatismos en los primeros años de vida se han relacionado con la vulnerabilidad a la depresión. Una compleja interacción entre factores genéticos y ambientales está implicada en la fisiopatología de la enfermedad. 

Entre los obstáculos a una atención eficaz se encuentran:

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En países de todo tipo de ingresos, las personas con depresión a menudo no son correctamente diagnosticadas, mientras que otras que en realidad no la padecen son a menudo diagnosticadas erróneamente y tratadas con antidepresivos.

Se necesita una mejor comprensión de la patología, pues más de la mitad de los afectados en todo el mundo no recibe tratamiento eficaz. 

Varias regiones cerebrales están implicadas en la etiología de la depresión, incluyendo el hipocampo, la amígdala, el núcleo accumbens, el estriado, la ínsula, el tálamo medial y regiones de la corteza frontal.

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La formación del hipocampo y la corteza prefrontal interactúan de manera bidireccional para regular varias funciones cognitivas y procesar la información emocional. Hay una fuerte sincronía neural entre las dos regiones durante el comportamiento y su interacción funcional está regulada por oscilaciones. El conjunto neural formado por las células del hipocampo y la corteza prefrontal se influyen mutuamente de manera similar a un circuito en la modulación de procesos emocionales y cognitivos.

El hipocampo tiene un papel central en la desregulación inducida por el estrés del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal.

Los estudios de imagen en pacientes con depresión han demostrado una reducción en el volumen del hipocampo y es la alteración más frecuente de las estructuras cerebrales en la depresión. También se han reportado reducciones menores pero consistentes en la corteza frontopolar.

Los estudios neurofisiológicos especialmente durante potenciales relacionados a eventos muestran una reducción severa del voltaje o potencia en regiones frontopolares y temporales durante tareas de atención, memoria verbal y proceso emocional. Este déficit en voltaje se relaciona directamente con hipoactividad del circuito dopaminérgico encargado de activar a los circuitos de memoria, atención y motivación.

Por lo anterior, el abordaje de la depresión primero debe enfocarse en detectar las alteraciones de circuitos y regiones mencionadas y diferenciar algunos otros tipos de depresión como los que se observan en otras enfermedades como el trastorno bipolar y la esquizofrenia, donde las causas son diferentes.

Los pacientes con trastorno depresivo mayor frecuentemente muestran deficiencias cognitivas como dificultades en la atención, procesamiento de la información, memoria de trabajo, y función ejecutiva. Debe hacerse hincapié en que estos no están presentes uniformemente en todos los pacientes deprimidos, ya que se han reportado algunas anomalías en subgrupos específicos.

Sin embargo, la persistencia de estas deficiencias, a pesar de la mejora del estado de ánimo requiere esfuerzos para entender cómo la disfunción cognitiva está entrelazada con la depresión y para realizar tratamientos que específicamente apunten a este aspecto de la enfermedad.

 

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